1.- Manténgase activo física y mentalmente. Este es el gran antídoto
La gente se siente comprometida con la vida cuando desarrolla actividades con sentido.
2.- No se intoxique de comodidad. Propóngase alguna meta que le permita saber que progresa.
No hemos nacido para estar cómodos, sino para ser felices.
3.- Cuide la higiene de sus sentimientos.
La vejez favorece la aparición del egocentrismo, la decepción, la desilusión, los pequeños o grandes resentimientos, el pesimismo. Todo esto contribuye a limitar la vida del anciano.
4.- Esfuércese en hablar de cosas que interesan a los demás y en escucharlos.
Esforzarse en demostrar ese interés nos libra del enclaustramiento en nosotros mismos.
5.- Cuide de alguien o de algo.
“Lo que más me ha mantenido activa tanto tiempo es la necesidad de ayudar a los demás” (Eleanor Roosvelt).
6.- Aprenda una nueva sociabilidad.
Intente buscar nuevas relaciones, colaborar en proyectos, acudir a centros sociales, participar en organizaciones culturales, viajes, partidas de Mus, etc..,
7.- Defienda con uñas y dientes alguna parcela de autonomía y de independencia.
8.- Eduque la atención
9.- Procure leer
La lectura es un gran estimulante mental. La televisión es pasiva; la lectura, activa. Haga amistad con algunos libros.
10.- Preocúpese de su propia perfección.
11.- Resígnese a unas cosas, pero rebélese contra otras.
“Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valentía para cambiar las que si puedo y sabiduría para ver la diferencia”.
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